Vidas que merecen ser lloradas. Una lectura filosófica de “Inakayal” de Adrián Moyano

El propósito de este artículo es compartir las reflexiones surgidas a partir de la presentación y la lectura del libro A ruego de mi superior cacique, Antonio Modesto Inakayal,de Adrián Moyano, articuladas con algunas de las categorías de la teoría performativa del sujeto generizado de Judith Butler. El enunciado central de este análisis es que el llanto compartido por una vida que merece ser llorada y la elaboración del duelo como proceso, se convierten en recurso político, en tanto ambos construyen identificaciones y comunidad.En el libro, objeto del presente análisis, el autor pone palabras a la experiencia del Longko Inakayal, recuperando voces y fuentes que han sido acalladas y ocultadas por relaciones de poder dominadoras, iluminando un lugar de silencio histórico. Desmonta la historia colonial que aún circula en las escuelas y en el sentido común de nuestra sociedad, abriendo el pensamiento a posibles modos otros de vivir y hacer política. Desnaturaliza los mapas oficiales impuestos, creando una cartografía que da lugar a un territorio con prácticas sociales que hoy podríamos llamar interculturales. Ofrece un relato encarnado que da cuenta de la pérdida de un modo de vida causado por el genocidio perpetrado al Pueblo Mapuche, y de situaciones de violencia y exterminio del pasado que explican situaciones de racismo y discriminación en el presente. El duelo, en tanto proceso público de elaboración de una pérdida, requiere ampliarse socialmente, ya que, siguiendo a Butler, sin reconocimiento de las vidas que merecen ser lloradas no habrá condiciones que nos posibiliten como sociedad saber más acerca de quiénes somos y de cómo cambiamos a propósito de las pérdidas sufridas